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DeSantis es una mala noticia para los migrantes

El gobernador de Florida Ron DeSantis. (Associated Press)
POR JORGE SANTIBÁÑEZ*
ESPECIAL PARA LOS ANGELES TIMES
MAY. 31, 2023 11:20 AM PT

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El gobernador de Florida Ron DeSantis formalizó que competirá por la candidatura republicana en las elecciones presidenciales de 2024. Hoy en día es sin duda el principal oponente de Donald Trump y, si gana esa candidatura, con respecto a Biden tiene algunas ventajas competitivas como el hecho de ser sensiblemente más joven con apenas 44 años. No se gana una elección por ser joven, pero sí se pierde por ser viejo. Es decir, DeSantis sí tiene una oportunidad de ser el próximo presidente de Estados Unidos.

Una condición necesaria (aunque no suficiente) para ganar la candidatura republicana y eventualmente la elección presidencial, es ganar el llamado voto duro de los republicanos que es, entre otras cosas, conservador y antiinmigrante. Hoy ese voto está con Donald Trump, pero su candidatura se complica y esos votantes quieren un candidato ganador. Por muchas razones entre las que destacan la edad y los problemas legales de Trump, es probable que en una primera etapa vean más esa característica en DeSantis.

Por eso, como un guiño a los republicanos duros y conservadores, antes de lanzar su candidatura promovió varias legislaciones ideológicamente cercanas a lo que hoy es la base de Trump. Una de esas leyes tiene que ver con el combate a la migración indocumentada en la que de paso culpa a Biden por no hacer lo suficiente para controlarla y se refiere al proceso como “la crisis de Biden en la frontera”, como si él la hubiera generado y la promociona como la “legislación antiinmigración ilegal más dura de Estados Unidos”. Probablemente lo sea.

La legislación estatal en cuestión (SB1718) ataca aspectos que en la cotidianidad de la vida de los migrantes sí pueden resultarles muy perjudiciales. Otros estados podrían seguir su ejemplo y a diferencia del gobierno federal o de Trump no ataca las políticas en la frontera o el papel que juega México en donde además no tendría atribuciones, sino que apunta a hacerles la vida imposible. Cierto, por el momento solo es Florida, pero ya sabemos que el mal ejemplo cunde y el efecto de algo así en estados como Texas o Arizona o peor aún en todo el país, sería de graves consecuencias.

Por ejemplo, obliga a los empleadores con más de 25 empleados a que verifiquen su elegibilidad mediante el sistema E-Verify y contempla suspenderles la licencia si contratan indocumentados. Los acabaran contratando claro, porque los necesitan, pero eso aumenta la vulnerabilidad de los migrantes.

Prohíbe que esos migrantes tengan acceso a un documento de identidad, a cualquiera, lo cual limita el acceso al sistema bancario, de salud o educativo, no solo del migrante sino de sus familias y obliga a los hospitales a cobrarles sus servicios, lo cual derivaría en que se les niegue la atención. Desconoce licencias de conducir que con frecuencia obtienen los indocumentados en otros estados y que les permiten conducir a sus trabajos. Esto afecta de manera considerable a muchos de ellos que trabajan en la construcción, jardinería o servicios de mantenimiento a los que no se puede llegar usando el transporte público.

En síntesis, ni les deja trabajar, ni les permite acceder a servicios básicos. Sí es una muy mala legislación y tiene una lógica que es muy peligrosa. La mayoría de las estrategias, sobre todo las recientes, estaban dirigidas a no dejarlos entrar (muros, guardias nacionales, etc.) y si entraban, a sacarlos rápido (Título 42, 8, deportaciones, regresos voluntarios, etc.). Pero una vez que el migrante libraba esos filtros podía vivir relativamente tranquilo, o al menos con acceso a lo básico (trabajo, escuela, salud, conducir, sistema bancario). Este tipo de legislaciones como la promovida por DeSantis están orientadas a no dejarlos estar, a hacerles la vida imposible, a ellos y a sus familias y eso es mucho más delicado.

AMLO ya anunció que pedirá a los latinos que no voten por DeSantis. No le harán mucho caso. Ignora que en Florida ese grupo poblacional es mayoritariamente de origen caribeño y enemigo de regímenes como el cubano que AMLO tanto admira y apoya. Por el contrario, el contraste con Trump al ser DeSantis un conservador católico (tiene un tío que es sacerdote y una tía que es monja), que enaltece los valores familiares, no ofende a los latinos y no fanfarronea, puede resultar atractivo para los votantes hispanos.

Como los colaboradores de AMLO se sienten en competencia permanente por ver quién es el que mejor interpreta y multiplica sus ocurrencias, ya Marcelo Ebrard anunció reuniones de mexicanos en Estados Unidos para delinear acciones contra las medidas que impulsen los republicanos en materia de migración y no dude usted que algún diputado promueva romper con Estados Unidos si DeSantis resulta electo o que algún gobernador mexicano organice una marcha con ataúdes que lleven el nombre del gobernador de Florida. Tan pintorescos como inútiles.

Es apenas el principio y las cosas pueden cambiar considerablemente, pero las posiciones de DeSantis tienen un potencial de riesgo mucho mayor que habrá que tomar más en serio.

*Jorge Santibáñez es presidente de Mexa Institute

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¿Será México la piedrita en el zapato de Biden?

El presidente Joe Biden habla sobre el empleo el viernes 4 de diciembre de 2020 en el teatro The Queen, en Wilmington, Delaware. (ASSOCIATED PRESS)
POR JORGE SANTIBÁÑEZ*
ESPECIAL PARA LOS ANGELES TIMES
MAY. 3, 2023 2:10 PM PT

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Por fin se formalizó que Joe Biden buscará la candidatura presidencial del partido demócrata. En sí, el tema no es novedoso. Casi todos los presidentes en Estados Unidos buscan la reelección y, aunque ha habido casos en los que eso no ocurre como por ejemplo Donald Trump, la mayoría la obtienen.

En esta ocasión el cuestionamiento principal que se hace a Biden es su edad. No tanto para hacer campaña y ganar sino para gobernar. Tendría 86 años al terminar su mandato, parecen demasiados. Con diez años menos, seguiría siendo mayor, pero nadie dudaría de sus capacidades de conclusión de un segundo encargo.

En el muy probable escenario de que Donald Trump, que también es de edad avanzada, se convierta en el candidato republicano, Biden y su equipo consideraron que era la mejor opción para volverle a ganar y no correr los riesgos de un segundo mandato de Trump o de un candidato demócrata menos experimentado que podría perder.

De hecho, Trump quien es hoy el que está más cerca de la candidatura del partido republicano, según todas encuestas, perdería frente a “sleepy joe” como él lo llamaba y es el único que no podría explotar la mayor debilidad de Biden porque cuatro años de diferencia no son tantos y para muchos votantes Biden se ve incluso más sano.

¿Será México tema relevante en este proceso electoral?

Históricamente, México no ha sido tema en los procesos electorales de Estados Unidos. Las debilidades de la vecindad son conocidas y aceptadas por los votantes y no definen la elección presidencial. En síntesis, se reducen a temas relacionados entre sí, migración, el manejo de la frontera y el ingreso de drogas ilícitas. No hablo de la relación en general en donde hay muchos otros temas importantes como el comercio, las inversiones o el turismo, sino de aquellos que serían relevantes para los votantes.

Así fue hasta Donald Trump quien convirtió a México en tema central de su campaña y posterior gobierno, estableciendo estándares no sostenibles en la relación. De alguna manera Trump convenció a una buena parte de la sociedad estadounidense de que México podría y debería controlar en su territorio a los migrantes que buscan llegar a Estados Unidos y que el desorden en la frontera, incluido el ingreso de drogas ilícitas son culpa de México que no hace lo suficiente para controlar esos procesos.

Desafortunadamente para México, los migrantes y los residentes fronterizos, el gobierno mexicano, seguramente sin proponérselo y sin darse cuenta, se convirtió en el principal promotor de ese discurso y aceptó recibir en México a los solicitantes de asilo mientras su solicitud es atendida y resuelta y que la tercera parte de los agentes de la recién creada guardia nacional se dedicaran a contener los flujos migratorios. De la mano Marcelo Ebrard y AMLO festejaron la negociación y el sometimiento disfrazado de acuerdo. Como además el número de detenciones de la patrulla fronteriza bajó, más por razones externas que por la subordinación mexicana, la estrategia se consideró un éxito.

Políticamente, el error es garrafal, primeramente por los efectos en México y la inevitable responsabilidad en la muerte de cientos de migrantes al amparo de esa “estrategia”, pero además porque a partir de ese momento, los votantes estadounidenses o una buena parte de ellos, esperan que México se haga cargo del control de los flujos migratorios, el desorden en la frontera y la llegada de drogas ilícitas y si Biden es incapaz de obtener de AMLO lo mismo que Trump, entonces eso jugará en contra de Biden y a favor de Trump en la campaña presidencial.

¿Propiciará esa situación y perspectiva que gane Trump y pierda Biden? No lo creo, esos temas no son tan relevantes comparados con otros que ya han ido apareciendo. Ninguno de los factores mencionados figura entre los cinco más importantes para definir el voto.

Independientemente de quien gane, México no será decisivo. Sin embargo, si se va a convertir en tema de campaña y de manera cíclica en el partido republicano. Si Trump resulta ser el candidato, dirá al votante que Biden no ha sido capaz de contener los flujos migratorios, de ordenar la frontera y de detener la entrada de fentanilo y que él con su amigo AMLOU lo hubiera logrado en muy poco tiempo. Solo recordemos que, en su discurso del Estado de la Unión, que anualmente presenta el presidente al congreso estadounidense, Biden fue interrumpido y abucheado al tocar estos temas. Se le reprochará sin duda que no pudo someter a AMLO como si lo hizo Trump.

Las actitudes de AMLO y su canciller con respecto a Trump y a Biden, no ayudan y jugarán un papel. No se necesita ser especialista en análisis de discurso para saber que AMLO está del lado de Trump y que contrasta cuando se envuelve en la bandera de la soberanía y no intervención frente a Biden y se somete totalmente frente a Donald Trump. Sus reacciones desproporcionadas ante discursos de políticos estadounidenses menores e irrelevantes pueden animar negativamente la campaña electoral en Estados Unidos.

Dicho lo anterior, todos esperamos que no se meta en la campaña electoral estadounidense y que se mantendrá, como hasta ahora, suficientemente ocupado en su propia campaña en México para que su candidato o candidata resulte electo.

En síntesis, México no será un factor decisivo en la campaña electoral estadounidense del próximo año, pero si se puede convertir, como decimos en México, en “una piedrita en el zapato” para Joe Biden.

*El doctor Jorge Santibáñez es presidente de Mexa Institute

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