
26 febrero, 2020
México en las elecciones presidenciales
El tema de las elecciones de 2020 será sin duda el que ocupe el mayor espacio en el debate social en Estados Unidos, y en gran medida en el resto del mundo. Los medios de comunicación y a través de ellos la sociedad en su conjunto, estarán ávidos de lo que el candidato Trump dirá y cómo enfrentará los retos de su reelección y cómo el candidato o candidata demócrata tratará de derrotarlo.
En ambos lados de la frontera, muchos nos preguntamos que papel jugará México en este proceso. Por supuesto, no esperamos que la elección se defina por la posición que adopte alguno de los candidatos con respecto a México, sin embargo, es posible que el tema tenga alguna relevancia.
México puede jugar en ese proceso electoral al menos en dos dimensiones. Por sí mismo, es decir en función de lo que los candidatos propongan en su relación comercial, política y social con México y, de manera crecientemente importante a través de los votos de los mexicanos en Estados Unidos.
Como país, la percepción que se tiene es que el actual gobierno mexicano está totalmente alineado y subordinado con la administración de Donald Trump.
Los datos abundan.
El tratado comercial, el control de los flujos migratorios de centroamericanos para que no lleguen a Estados Unidos, mantener en México a los solicitantes de asilo y hasta el reciente plantón por parte del gobierno federal mexicano de la que fue sujeto apenas hace unos días en la frontera entre los dos países, Nancy Pelosi, personalidad importante del partido demócrata y una de las mayores opositoras de Donald Trump, son apenas algunos ejemplos. En el fondo, no es nada nuevo.
México más o menos, se ha subordinado siempre a la administración estadounidense en turno, sin embargo, la subordinación de hoy se da en un marco muy diferente a como siempre había ocurrido. Tradicionalmente esta ocurría “por debajo de la mesa”, mientras que “por encima”, en México se mantenía un discurso de dignidad y soberanía y del lado estadounidense se sostenía el principio del respeto y la amistad como eje de la relación.
Hoy no es así, del lado mexicano la subordinación es explícita, aceptada y formal y del lado estadounidense, por lo menos de parte de la administración de su presidente, se llega casi al insulto matizado apenas diciendo que AMLO es una buena persona y un gran amigo.
¿La forma es importante? Lo será en la campaña.
El tema de las elecciones de 2020 será sin duda el que ocupe el mayor espacio en el debate social en Estados Unidos, y en gran medida en el resto del mundo. Los medios de comunicación y a través de ellos la sociedad en su conjunto, estarán ávidos de lo que el candidato Trump dirá y cómo enfrentará los retos de su reelección y cómo el candidato o candidata demócrata tratará de derrotarlo.
En ambos lados de la frontera, muchos nos preguntamos que papel jugará México en este proceso. Por supuesto, no esperamos que la elección se defina por la posición que adopte alguno de los candidatos con respecto a México, sin embargo, es posible que el tema tenga alguna relevancia.
México puede jugar en ese proceso electoral al menos en dos dimensiones. Por sí mismo, es decir en función de lo que los candidatos propongan en su relación comercial, política y social con México y, de manera crecientemente importante a través de los votos de los mexicanos en Estados Unidos.
Como país, la percepción que se tiene es que el actual gobierno mexicano está totalmente alineado y subordinado con la administración de Donald Trump.
Los datos abundan.
El tratado comercial, el control de los flujos migratorios de centroamericanos para que no lleguen a Estados Unidos, mantener en México a los solicitantes de asilo y hasta el reciente plantón por parte del gobierno federal mexicano de la que fue sujeto apenas hace unos días en la frontera entre los dos países, Nancy Pelosi, personalidad importante del partido demócrata y una de las mayores opositoras de Donald Trump, son apenas algunos ejemplos. En el fondo, no es nada nuevo.
México más o menos, se ha subordinado siempre a la administración estadounidense en turno, sin embargo, la subordinación de hoy se da en un marco muy diferente a como siempre había ocurrido. Tradicionalmente esta ocurría “por debajo de la mesa”, mientras que “por encima”, en México se mantenía un discurso de dignidad y soberanía y del lado estadounidense se sostenía el principio del respeto y la amistad como eje de la relación.
Hoy no es así, del lado mexicano la subordinación es explícita, aceptada y formal y del lado estadounidense, por lo menos de parte de la administración de su presidente, se llega casi al insulto matizado apenas diciendo que AMLO es una buena persona y un gran amigo.
¿La forma es importante? Lo será en la campaña.
*Las opiniones aquí vertidas son las del autor y no las de Mexa Institute
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